Dejamos Huaraz para seguir al norte rumbo Trujillo. Los buses de Huaraz a Trujillo salen todos los días a las 9 ó las 10 de noche, pero hay una compañía con buses más pequeños, Yungay Express, que sale a las 9 de la mañana ó las 2 de la tarde por 20 soles cada uno dirección a Chimbote y allí hay cada 10 minutos hacia Trujillo. Y ese es que cogimos. Salimos a las 9 y en 4 horas y media llegábamos a Chimbote y de seguida salimos con América Express hacia Trujillo, por 10 soles cada uno.
Llegamos a las 4 y cogimos un taxi directos a casa de Marko, nuestro nuevo anfitrión de couchsurfing. Allí nos espera junto toda su familia que estaban acabando de comer. Presentaciones y nos enseña la que será nuestra habitación en el ático los próximos días. Y además, hay un guardia de seguridad en la comunidad y eso nos da cierta tranquilidad.
Cómo anécdota, nada más subirnos al taxi comenzamos con los malos rollitos por las advertencias. Ya habíamos escuchado en boca de peruanos, como nuestra amiga Vanessa de Arequipa y más gente del sur, que había que vigilar en Trujillo porque era peligroso y te podían asaltar, la misma música que veníamos escuchando desde que partimos en Ushuaia. Aunque no hemos tenido ningún problema de momento, ciertamente aquí en sudamérica hay que tener cuidado. Total, que empezamos a conversar con el taxista, nos pregunta de donde venimos, como va todo, que queremos visitar, etc.., todo muy bien hasta que nos advierte que tengamos mucho cuidado aquí en su ciudad que te pueden asaltar, y a GRINGOS rubitos ni te cuento. Por cierto ya me han llamado en Huaraz, en la estación de bus, HIJO DE GATO (Despectivamente) y en Trujillo COLORADO, así que...., hasta nos comenta que vigilemos con taxistas compañeros suyos que también pueden robarte. Entras con unas ganas a Trujillo que pa que!!
Ya después de acomodarnos salimos con Marko para echarle el primer ojo a la ciudad. Visitamos la plaza de armas y alrededores y nos encanta, típica construcción colonial con balcones enrejados y casas con pinturas azul añil, flanqueada por la catedral de Trujillo, en cuyo interior encontramos bonitos lienzos muy representativos de la escuela cuzqueña. Ya anocheciendo fotografiamos la plaza y conversando nos vamos alejando hacia calles de alrededor para ir a un bar muy chulo al que nos lleva Marko tras reclamarle insistentemente un par de cervezas bien fresquitas (teníamos una sed de mil demonios). Pasamos un buen rato en este bar tomando varias rondas de Callao Pilsen, que todavía no habíamos probado y que nos gustó mucho, mientras escuchábamos música por doquier en las gigantes pantallas de LCD que habían repartidas por todo el bar. Nada más llegar congeniamos de maravilla con Marko, conversando además de cosas que tenemos en común de Barcelona, donde él vivió 10 años, costumbres, comidas, que si el barrio de gracia que es donde vivía cuando estaba en Barcelona... Buen comienzo para nuestra llegada a la ciudad. Seguidamente nos lleva a cenar a un restaurante donde probamos pollo a la brasa riquísimo.
Plaza de Armas de Trujillo
Con Marko
Al día siguiente nos despertamos después de descansar muy bien toda la noche y salimos a pasear un rato hasta la hora de comer, cuando regresamos a casa donde Marko nos prepara unos ricos tallarines con mariscos. Después de un ratito de reposo salimos con la idea de visitar por la tarde la ciudadela de Chan Chan, pero al llegar nos encontramos que ya están cerrando, el horario de apertura es de 9 de la mañana a 16:30 de la tarde, así que decidimos ir a Huanchaco, ciudad y balneario (playa), situada a orillas del pacífico y lugar más concurrido de la costa en Trujillo, que además es conocida por sus llamados "caballitos de totora", utilizados antiguamente por las antiguas civilizaciones Moche y Chimú, y que todavía hoy en día utilizan los pescadores de la zona para salir a faenar.
Nos apeamos un poco antes de entrar en Huanchaco para ir a unos puestos donde probamos los picarones (dulces típicos de Perú y otros países de Sudamérica), y donde también servían una patatas rellenas de carne y fritas que también tenían una pinta deliciosa. Junto a los puestos de comida había un escenario donde grupos tocaban música, principalmente salsa, y que daba al lugar un ambiente muy chulo y auténtico. Tras esta dulce parada seguimos caminando por la playa hacia la entrada de Huanchaco, viendo el típico ambiente playero que tantas ganas teníamos ya de disfrutar. Vamos al local donde trabaja Martín, el hermano de Marko, y en el que se alquilan tablas de surf y se dan clases, tomamos una cervezas y charramos un rato hasta ver el atardecer, que nos taparon las dichosas nubes de turno. Antes de regresar a casa paseamos por las callejuelas de Huanchaco, y acabamos cenando en una casona preciosa que conserva todo el encanto de las casas antiguas del pueblo, una pizza muy rica acompañada de un vino tinto chileno, "Casillero del diablo", cabernet sauvignon muy rico. Tras la cena regresamos a Trujillo, a unos 20 minutos en colectivo.
Picarones
Huanchaco:
Caballitos de Totora
Pizzería "Casa Tere"
La cultura chimú fue una civilización precolombina que se desarrolló en esta zona de Perú entre el 900 y el 1470 d.c., cuando fueron derrotados por los incas. Chan Chan (que significa Sol Sol) fue la capital del reino Chimor, organización estatal de la cultura Chimú.
Construían palacios especialmente para la nobleza militar y religiosa, mientras el pueblo residía en viviendas con habitaciones pequeñas y fuera de la arquitectura monumental.
La ciudad la componen 9 palacios, ya que a la muerte de su Rey el nuevo gobernante construía un nuevo palacio y el viejo se convertía en un templo, donde se custodiaba la momia de su antecesor. La ciudadela se convertía entonces en lugares sagrados de culto funerario.
Los pobladores de la cultura Chimú adoraban a la luna y a ella le ofrecían sacrificios, los más devotos sacrificaban a sus propios hijos. Creían que los niños sacrificados serían deificados, se les sacrificada por lo general con 5 años.
La minivan nos deja en la carretera, que es la que va a Huanchaco (hay que decir que te dejen en el museo y comprar los billetes) y en unos 15 minutos caminando estás en la entrada. Cuesta 10 soles, un precio muy bueno para lo que estamos acostumbrados a pagar en muchos otros monumentos turísticos, tanto en Perú como en otros países.
Ya en la taquilla nos ofrecen una visita guiada por 35 soles (unos 9 €), que decidimos coger ya que somos 4, nosotros y un chico holandés que se une para así reducir coste. Nada más atravesar sus muros de adobe quedamos prendados de su increíble belleza, sus grabados en forma de peces, olas, pelícanos, zorros, serpientes y más iconos, muchos de ellos relacionados con el mar, que figuran en sus paredes, sin que parezca que el paso del tiempo haya hecho mella en ellos, y por momentos parecemos inmersos en la fascinante civilización Chimú. Chan-Chan se encuentra a escasamente 1.5 Km del mar. Sacamos fotos y más fotos, y escuchamos atentamente las explicaciones de Edith, nuestra experimentada guía, y así vamos conociendo otra civilización que pobló Perú hace cientos de años y nos damos cuenta de que no sólo los incas estuvieron por estas tierras.
Después de la visita a Chan-Chan nos dirigimos
de nuevo a Trujillo a un gran acontecimiento, ver en el bar donde tomamos las cervezas el primer día el partido de futbol Atlético de Madrid-Barça. Marko también es aficionado al fútbol y hincha del Barça. Antes de entrar al bar vamos a comprar algo para comer y llevar, ya que sólo sirven bebidas. Nos preparan unos bocatas deliciosos preparados con mucho cariño, que se nota en el resultado final y que los disfrutamos viendo el partido con nuestras
"Pilsen Callao" fresquitas. A pesar de lo aburrido que fue el partido el rato que pasamos y el ambientillo estuvo muy bien.
Ya por la noche cenamos en casa y salimos a tomar copas a Huanchaco, estuvimos en un par de baretos. Por la noche es tranquilito y con un ambiente agradable, no hay la fiesta loca ni la masificación que encuentras en otras ciudades de costa peruanas como Máncora.
Por la mañana nos levantamos y sin perder tiempo nos dirigimos a visitar la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, aunque sólo esta última se puede visitar, ya que la del sol está todavía en proceso de restauración y se espera que en un par de años haga su apertura al público.
Estas huacas (Templos), fueron construidos por la civilización Moche, que habitaron Perú entre el 200 -700 D.C.
Para llegar desde Trujillo se coge un colectivo-minivan, por un sol, y se tardan unos 15-20 minutos, son 8 km. No sabemos desde donde ya que yendo con Marko él nos va llevando y no nos fijamos.
Antes de visitar la Huaca se visita un museo muy interesante, donde se encuentran todos los objetos que se encontraron en los procesos de restauración, objetos tanto ornamentales, como armas y otros utilizados en el día a día por esta increíble civilización. Con el mismo ticket de la entrada (10 soles), se incluye una visita guiada, que dura aproximadamente 1 hora y en ella podemos ver 3 de los 5 niveles que tenía este templo. La entrada al museo cuesta 3 soles más, no dejéis de visitarlo, vale mucho la pena.
La Huaca de la Luna está adosada al cerro Blanco. Este cerro fue considerado como un sitio sagrado, por su forma piramidal y su color blanco. Está compuesta por 3 plataformas y cuatro plazas ceremoniales. 290 m. x 210 m. Se han descubierto seis edificios superpuestos, construidos en unos 600 años. Cada edificio fue utilizado un promedio de 100 años, al término de este período el edificio era cubierto con bloques de adobe para construir el nuevo en la parte superior. Posiblemente esto estaba asociado con un calendario ceremonial. Dentro del viejo edificio se construyeron cámaras funerarias para el entierro de sacerdotes.
Fue un complejo arquitectónico compuesto por dos templos sagrados con forma de pirámide trunca, denominados Templo Viejo y Templo Nuevo, construidos completamente de tierra, a donde solamente ingresaban personas privilegiadas, ya fuera para rendirle culto a los dioses o para ofrecerles su vida. .
Huaca de la Luna
Imagen de "El decapitador"
Huaca del Sol
Acabada la visita fuimos a comer, cerca de las 4 de la tarde, en un restaurante que hay cerca, en la carretera que va hacia la Huaca, situada en la campiña. Esta zona verde de chacras (parcelas donde la gente va a desconectar), está plagada de restaurantes campestres donde se preparan diversos platos típicos de la zona. Después de una comida que no pasará a la historia precisamente por su excelencia, minivan de regreso a Trujillo. Ya de noche cenamos pescado a la brasa y unos calamarcitos que habíamos comprado por la mañana temprano en el APOCALÍPTICO puerto de Trujillo, en el que tienes que pelear por no ser atropellado por los hombres con carretillas que portan el pescado, y de no acabar nadando en los charcos de agua que inundan sus calles. Cenamos muy bien, rico pescado fresco acompañado primeramente por unos langostinos y unas conchas pequeñitas llamadas palabritas, muy ricas, parecidas a las tallarines que encuentras en los mercados en Catalunya.
Ya el último día en Trujillo, fuimos de nuevo a las 6 de la mañana al mercado de pescado, para comprar 2 kg de palabritas, mejillones e intentamos calamares, pero justo ese día no llegaron a puerto. El día lo pasamos sin hacer nada, sólo descansar, y por la noche la cenita, en la que tampoco pudo faltar la tortilla de patatas viajera. A la cena esta vez también asistió Marvin, hermano de Marko, con su mujer y su hijo, también Martín y sus padres. La pasamos realmente bien, demasiado bien, cervezas, vinos, cubatas de ron y pisco. Fue la despedida perfecta, que tendría sus consecuencias en forma de resaca.
Gracias a todos por hacernos sentir cómo en casa. Y gracias sobretodo a Marko, por hacernos la estancia en Trujillo tan especial y compartir con nosotros todos los momentos. Nos llevamos un amigo para siempre y nos veremos en Barcelona.
16-01-14.
Marko se apunta con nosotros para ir a Chiclayo y Chachapoyas y salimos con la compañía "Estrafesa" a las 19:30h. hacia Chiclayo, por 17 soles. En 3 horas y media estábamos allí. Fuimos directamente a casa de unos tíos de Marko a dejar las mochilas, descansamos hasta el mediodía (sobretodo uno que llevaba resaca), y su tío que es taxista nos llevó a ver al "Señor de Sipán", en el Museo Tumbas Reales de Sipán, situado en el departamento de Lambayeque, junto a Chiclayo.
El museo lo visitamos en un par de horas aprox.
Es increíble la cantidad de cosas expuestas
Tumba del Señor de Sipán - Imagen de Wikipedia |
4 comentarios:
Qué bueno que se sintieran bien, me mato la expresión quedara grabado el APOCALIPTICO jajajaaj la verdad toda una historia. Amigos seguro que si nos veremos en Barcelona y Jordi será el cocinero jajajajaj iré con mis 2 kilos de palabritas ;) que sigan disfrutando de este hermoso viaje que están haciendo.
Gracias a ti Marko!!!!, sin tu ayuda la visita a Trujillo hubiese sido otra cosa muy diferente, pero mira esto de COUCHSURFING ha sido todo un descubrimiento, por su puesto que nos veremos en Barcelona, no lo dudes, tarde o temprano, tenemos que ir de cañas por Gracia!!!!, prepárate que la entrada de Chachapoyas esta a puntito...jijijijij
Pareja, ya vemos que os lo seguis pasando muy bien y con gente de p. Madre... Estamos disfrutando con vuestras experiencias. P.d. A ver si nos ponemos un poquito mas de crema solar que se os ve un poco tostaditos. Que envidia! Con el frio que hace aqui... Besazos!
Hola familia!! pues sí, ya lo ves. Disfrutando de la experiencia y de la gente, sobretodo.
Os haremos caso, que a veces se te olvida. Aguantad el frío lo mejor que podáis, jjjj. Muchos besos!!
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