Salimos de Popayán hacia el norte hasta Jamundí, 9 km. al sur de Cali, en furgoneta que sale desde la terminal de buses. Nos dijeron que saldríamos a las 10:20 h. pero salimos casi una hora más tarde. Aquí el tiempo es bastante relativo y la calma la protagonista.
Íbamos a Jamundí porque allí habíamos quedado con nuestros amigos Gustavo y Claudia, que son de Ibagué (más al norte), pero que aprovecharían y visitarían con nosotros toda esta zona entre Jamundí y Ibagué. Quedamos justo en el puente que queda antes de la entrada al pueblo, y allí en ese puente volvimos a reencontrarnos 6 años después de habernos conocido en la otra parte del mundo, en Tailandia. Caprichos del destino.
Llegaron acompañados de la hermana de Gustavo, Silvia, y de su marido Hernando. Con los 4 pasaríamos un lindo secuestro los próximos 6 días antes de llegar a su casa en Ibagué. Qué mejor forma de conocer Colombia y sus paisajes que con gente que la conoce, a eso se le llama turismo de lujo!
Una vez hechas las presentaciones y contar un poquito de nuestro viaje e intercambiar primeras impresiones mientras degustábamos una comida a base de caldo de papa y carne asada, nos dispusimos a ir a Casa de Ricardo y Yaneth, unos amigos que hicieron de anfitriones y nos hospedaron antes de emprender nuestra ruta hacia Ibagué. Sólo pasamos una tarde-noche con ellos pero fueron enormemente hospitalarios, agradables y chistosos, y sin conocernos de nada, descubriendo así como es el carácter de los colombianos. Lo pasamos genial disfrutando del bello paisaje que se divisaba desde su casa, un entorno único y una paz inmensa. Por la tarde salimos a comprar para hacer un asado por la noche, que a los mandos del maestro asador Nando, resultó delicioso, y acompañado de cervezas y un vino, que como diría nuestro querido Gustavo, fue todo un acierto, un Cariñena de pura Garnacha Aragonesa. Impresionante! Y así entre vino y cervezas compartimos una estupenda cena.
RUTA:
Con Yaneth, Silvia y Nando, avivando el fuego gracias al secador
Camilo, Ricardo, Silvia, Hernando, Claudia, Gustavo y nosotros
A la mañana siguiente nos despertamos, desayunamos y muy agradecidos por todo, nos despedimos de Ricardo, Yaneth y Camilo su hijo, para seguir nuestro viaje. Primero nos dirigimos hacia Cali, para hacerle una pequeña ojeadita y al menos tener una visión general de la ciudad. Nos resultó una ciudad muy arbolada y con grandes avenidas, donde hicimos una paradita para ver la iglesia de San Antonio con sus vistas de la ciudad.
Ya después de comer en Cali nos dirigimos hacia Buga, ciudad ubicada en el centro del Valle del Cauca y famosa por la Basílica del señor de los milagros, visitada por peregrinos de todo el mundo y por la que tienen especial devoción también Gustavo y Claudia. Dimos un agradable paseo y tomamos un delicioso Raspado en un local donde los venían haciendo de forma artesanal desde hace más de 20 años, totalmente recomendable. Su nombre es "El viejo Saa". El raspado es habitual encontrárselo por toda Sudamérica, es un refrigerio a base de hielo granizado o raspado, al que se le añade un sirope, los hay de muchos sabores, es refrescante y muy rico. También hacen Cholados, parecido al Raspado pero al que le añaden toda clase de frutas picadas, delicioso también, pero es mejor no pedir el tamaño grande, porque como veis en las fotografías es bastante considerable, siendo el nuestro el pequeño.
Basílica del Señor de los milagros, Buga
Iglesia de San Francisco de Asía, Buga
Con Silvia comiendo Cholado y Raspado
Ya después de hacer esta pequeña parada continuamos ruta hacia Circasia, aquí volvíamos a tener hospedaje. Todo iba rodado en nuestro dulce secuestro, por supuesto rodado por nuestros secuestradores, los mejores guías. La hermana de Ricardo de Jamundí, Esperanza, nos alojó en su casa, una gran finca muy bonita y rústica que tenía a las afueras de Circasia. Ella y su marido Guillermo, gente encantadora, nos recibieron cordialmente y allí en su casita de invitados pasamos dos noches. Desde allí aprovechamos el primer día para ir al Parque Nacional del Café, un parque temático, enorme y muy bonito, en el que además de atracciones, hacen shows en los que explican tanto la cultura del café, como el cuidado a la naturaleza. En el parque estuvimos desde primera hora hasta las 6 de la tarde que es cuando cierran, disfrutando de diversas atracciones, montando en cars, en un trenecito que recorre todo el parque, y disfrutando del Show del Café, que nos encantó, y en el que pudimos ver, además de un sinfín de preciosos y coloridos trajes típicos de cada región, la diversidad de Colombia, para nosotros desconocida hasta el momento.
Poco antes de marchar nos cayó el diluvio universal, que hizo que tuviésemos que esperar más de 40 minutos antes de poder subir al funicular que nos dejaba en la entrada, donde nos esperaban nuestros amigos, ya que ellos nos habían dejado en el parque y fueron a recorrer los pueblitos de alrededor.
Parque Nacional del Café:
Trenecito que recorre el Parque
Tomando un helado de café
Esperando que parara de llover
Esa misma tarde y al salir del parque de Panaca, nos fuimos hacia un hotelito cerca del eje cafetero, que era nuestro próximo destino, hotel "La Araucaria", por 70.000 pesos (unos 25€), con cena y desayuno incluidos . Ya de noche llegamos, nos acomodamos y tras una cena y unas cervezas nos fuimos a descansar. Este hotel es el típico hotel de arquitectura colonial que salpican la orografía del eje cafetero, casas y haciendas muy coloridas y bonitas.
Hotel "La Araucaria", Quimbaya-Quindío
Por la mañana y después de desayunar salimos ya con el fantástico todoterreno de nuestro querido amigo Nando y con su inolvidable suspensión australiana, rumbo a nuestra ruta por el eje cafetero.
Llegamos a una finca impresionante que tiene la Federación Nacional del café en la provincia del Quindío, donde además de sembrar y cosechar, se dedican a la investigación y divulgación de este rico producto. La verdad es que llegamos aquí un poco por casualidad, gracias a la decisión o como diría él, al acierto, de Gustavo, y al empecinamiento nuestro de visitar una finca cafetera en la que además de ver los cafetales, se explicase todo su proceso. Y no pudimos ir a parar a un mejor sitio, desde el primer momento todo fue amabilidad e interés por explicarnos por parte del señor que se encargaba de la finca, el Sr. Arcángel, desde las semillas germinadas hasta la plantación, todos los procesos de elaboración del café. También pudimos disfrutar de una deliciosa comida a base de una sopa de papa y carne asada. Después de comer y tomarnos el café de rigor, muy rico por cierto, nos disponíamos a ver la última parte de la visita, el laboratorio.
Como anécdota, Nando se había dejado las llaves dentro del todoterreno, y ya nos veíamos allí tirados hasta que viniese un cerrajero, cuando surgió el milagro, Arcángel le dejó a Nando su manojo de llaves y milagrosamente una de ellas abrió el coche pudiendo respirar tranquilos.
Después de esta pequeña anécdota nos fuimos al laboratorio, donde Arcángel nos presentó a Marta, la jefa de laboratorio, una chica muy joven apasionada por el mundo del café, y ella nos explicó y mostró a las mil maravillas todos los secretos de estos granos, hasta 14 fallos diferentes que se encuentran en él antes, durante y después del tueste del mismo y que afectan en menor o mayor medida al resultado final del producto. Otra parte muy interesante que realizan es la divulgación a los mismos productores de cómo mejorar su producción.
Tras una pequeña parada en una fábrica para comprar café nos dirigimos hacia Salento, bonito pueblo turístico del eje cafetero, que es donde pasaríamos la siguiente noche en un hostal que le recomendaron a Nando, un hostal BBB (Bueno, Bonito y Barato), "Hostal Casa de Vicente", situado a unas 3 cuadras de la plaza principal, muy nuevo y limpio, por unos 50.000 pesos la noche (17€).
Por la mañana desayunamos en la plaza principal y paseamos por este lindo pueblo tomando fotos. Curioso decir que es en este pueblo el único lugar donde nos hemos encontrado con turistas.
Federación de Cafeteros del "Quindío":
Granos de café
Cesta donde se van recogiendo los granos
Planta de café
Salento:
Vistas desde un mirador
Además de Salento visitamos pueblos como Armenia, Pereira, Filandia, Circasia..
Más tarde nos dirigimos hacia el Valle de Cocora, donde nos quedamos embobados por su majestuosa belleza, un paisaje que nos resultó tremendamente exótico, con sus palmas de cera de una belleza y altura increíbles, además íbamos como reyes con nuestros encantadores "secuestradores", que nos deleitaban con interesantísimas conversaciones, aunque de vez en cuando nos torturaban en forma de chistes que casi siempre eran obra de nuestro querido Gustavo.
Palmas de Cera
Nos íbamos acercando poco a poco a Ibagué, el final de esta ruta inesperada que estaba superando cualquier expectativa.
Paramos en el cráter del Volcán Cerro Machín. Situado sobre la cordillera central de los Andes Colombianos, a 17 km. al este de Ibagué y a 2.750 msnm. este es un volcán activo en estado de reposo. Es considerado uno de los volcanes más peligrosos del planeta debido a la gran cantidad de población ubicada en ciudades y pueblos dentro de su área de influencia. Su última erupción fue en torno al año 1.200 y en el año 2.000 volvió a registrar actividad sísmica que se fue intensificando y en noviembre de 2.008 causó pánico en Cajamarca, Ibagué y otras poblaciones, viéndose afectadas más de 140 familias teniendo que dejar atrás sus casas, animales, cultivos y su tierra.
Se estima que, de hacer erupción, el material arrojado por el volcán alcanzaría entre 20 y 40 kilómetros de altura, llegando a ser visto incluso en Bogotá.
En el cráter del Volcán Cerro Machín
Y cómo colofón final de esta fantástica ruta tuvimos la gran suerte de poder ver un fenómeno increíble de la naturaleza, unas estalagmitas del Volcán Cerro Machín. Y cómo siempre, la mejor definición son unas instantáneas..
Con nuestro guía improvisado a las estalagmitas
Acabando nuestra ruta. Hernando, Gustavo, Claudia, Silvia y Jordi
Cómo resumir estos días.. Días de turismo, paisajes "alucinantes", conversaciones mil, risas, compartir costumbres, conocer y saborear las cientos de frutas exóticas de este país.. Y la palabra que nos quedará bien grabada, "chungo", este ha sido un secuestro "chungo", un bendito secuestro "chungo".
Pero sobretodo, días de sembrar una amistad que quedará para siempre.
MIL GRACIAS!!